La dignidad del Loco. El arte de hacerse mayor con chulería y dignidadCuenta que la viuda de Jacques Brel le cedió un poema inédito, lo que constituyó uno de los momentos más emocionalmente intensos de su carrera, y baja al patio de butacas para cantar 'Con elegancia', probablemente la mejor canción de todo el repertorio, esgrimida poco antes del adiós. Loquillo lo había vuelto a hacer. Sin esos himnos rock que tanta gloria le han procurado a lo largo de los años, apenas enredado en poesía, había vuelto a poner en pie un auditorio repleto. Definitivamente, al Loco le sienta bien hacerse mayor.
Su nuevo espectáculo, 'A solas', le muestra magníficamente acompañado. Tocado con terno clásico, gran cortinón de fondo, ni un colorín en las luces. Pero aunque es la poesía lo que argumenta el espectáculo y la sobriedad lo que inunda la escena, a Loquillo el espíritu rock se le escapa por las costuras de su elegante traje negro. Nunca estuvieron reñidas distinción y chulería. Un show sin parking para Cadillacs, en el que los versos de Bernardo Atxaga, John Keats, Gil de Biedma y Jacques Brel resonaron sobre armónicos acordes junto a los de Luis Alberto de Cuenca, cuyo poemario es eje de su última entrega, 'Su nombre era el de todas las mujeres'. Como canta en una de sus canciones, nunca volverá a ser joven. Pero me atrevo a afirmar que nunca perderá la actitud y la dignidad.
El concierto se inició con 'Balmoral', la canción que da título a su penúltimo trabajo, para continuar con una selección de textos -de erotismo y deseo, en su práctica totalidad- de De Cuenca musicados por Gabriel Sopeña: la refrescante 'Nuestra vecina', seguramente la pieza más pop de toda la velada, la hedonista y sensual 'La noche blanca', la un tanto enojada 'Cuando pienso en los viejos amigos' -el primer poema que en su día cantó de Luis Alberto- y la sensacional 'Cuando vivías en la Castellana', aromas de amor y brumas de la memoria para otro de los momentos álgidos de la noche, con un Loquillo más intérprete que nunca.
El concierto continuó manteniendo un notable nivel, con un Jaime Stinus jugando con el delay en su guitarra -de manera peligrosa en 'La mala reputación' (George Brassens, adaptación de Paco Ibáñez) y en 'El hombre de negro' (Johnny Cash)- y con un Laurent Castagnet brillante pese a la contención que exigía la ocasión. No me gusta destacar a músicos cuando el nivel de la alineación es tan solvente, pero lo de Castagnet es de batería de oro. Otro momentazo: 'Antes de la lluvia', de la banda sonora del documental 'Mujeres en pie de guerra'. Y despedida con la controvertida 'Polítical incorrectness' ("cuando solo se trata de dos adultos echando un polvo", señaló con humor).
Y después los bises, no especialmente meritorios salvo la citada 'Con elegancia', y antes la escena tierna del Loco agarrando taburete y gafas, mientras masculla algo acerca de la letra escrita en caracteres demasiado pequeños de 'La vida es de los que arriesgan'. Bien, no sé si de los que arriesgan o de los que especulan, pero solo dejarán huella los primeros. Hacerse mayor es una putada, seamos francos, pero como es inevitable, que al menos nunca envejezca la dignidad. El artista conocido como Loquillo es un buen ejemplo.
Concierto: Loquillo, gira 'A solas'. Formación: Loquillo (voz), Jaime Stinus (guitarras), Josu García (guitarras), Alfonso Alcalá (bajo, contrabajo), Julia de Castro (violín), Santi Comet (teclados) y Laurent Castagnet (batería). Lugar: Teatro Circo Murcia, 13 de enero.
[Jam Albarracín para La Verdad de Murcia, 15.01.2012. Foto: Nacho García/AGM]
