Viernes 13.
Si fuese anglosajón y supersticioso me hubiera quedado en casa... si
fuese aficionado al cine "slasher" quizá también... pero como no soy ni
una cosa ni la otra, el mejor plan para ese día fue coger carretera y
manta para ir, con un amigo y colaborador de esta web, Antonio Rey, a
Santiago de Compostela, a la sala Capitol, a disfrutar del concierto de
Los Limones y Pistones. Dos auténticos clásicos de los 80's (unos más de
finales y otros más de principios) reunidos en una noche que resultó
ser mágica.
Pero la historia no empezaba ahí, es más, la historia de este concierto
ya debería estar escrita cuando la sala Capitol abrió sus puertas a las
21:00 h., una inoportuna afonía de Ricardo Chirinos lo dejó fuera de
combate el pasado mes de febrero y nos quedamos con las ganas aquel
viernes 16.
Pero la espera mereció la pena... Como Antonio y yo somos puntuales, y
no aprendemos de nuestros errores, a la hora en punto que marcaba la
entrada cruzamos el umbral de la puerta que da acceso a la sala.
Panorama desolador, tan solo otros 6 u 8 optimistas que apuraban unas
cervezas hacían guardia frente al escenario ya preparado para lo que nos
esperaba.
Y es que el pop y el rock son así... los conciertos nunca, jamás de los
jamases, empiezan a su hora. Poco a poco el ambiente se fue animando,
fuimos testigos de algún que otro reencuento entre viejos amigos de
alguna pandilla disuelta que hacía ya tiempo que no se veían y se
saludaban efusivos entre besos y abrazos, también fueron llegando amigos
nuestros a los que fuimos dando la bienvenida según llegaban, caras
conocidas y otras no tanto que reflejaban las expectación del momento.
Pasadas las 9 y media Santi Santos entró en el escenario, solo, con su
guitarra acústica en ristre, para arrancar el concierto con "Hace mucho
tiempo", durante los últimos compases de la canción fueron apareciendo
el resto de los componentes actuales de la banda (Marcelo Beltrán al
bajo, Carlos "el niño limón" Navajas al teclado y Sergio González a la
batería). Como si de unos "ramones" del pop se tratase, fueron hilvanado
temas uno tras otro, sin apenas pausas y sin apenas hablar. Sonaron
todas las que tenían que sonar, las más selectas de una discografía
llena de grandes canciones ("¿Qué fue de ti?", "Trenes sin destino", "El
canto de la sirena", "Quintos del 64", "Sun", "La capital del mar",
"John Luther John", "Ferrol", "Contrabando y surf", "Te voy siguiendo",
"Acuarela", "Bon, bon, bon"....).
Así, poco después de las diez, llegó el punto final a este, para
nosotros, uno de los mejores conciertos de Los Limones que disfrutamos
en los últimos tiempos.
Tras los cambios de rigor llegó el turno de Pistones. Mi primer
concierto suyo. Antonio me aventaja en uno, ya que los había visto en la
sala Rock-Ola a principios de 2017. En ese momento de espera aún fueron
entrando algunos rezagados, dando a la sala cada vez mejor aspecto en
lo que a cantidad de público se refiere (aunque no fue tanto como los
grupos merecían).
La sorpresa de la noche (anunciada el día anterior a través de Facebook)
fue la presencia de Santi Campillo a la guitarra. El murciano dio
empaque a la banda con su buen hacer a las seis cuerdas. Junto a él, en
el escenario Basilio Martí a las teclas, José de Lucas a la guitarra y
coros, Carlos Gamón a la batería y, por supuesto, Ricardo Chirinos y
Juan Luis Ambite, guitarrista y voz y bajista, respectivamente. La dos
caras visibles, más reconocibles y únicos componentes fijos desde los
inicios de la banda allá por los primeros 80's.
Pistones dieron un exhaustivo repaso a su última entrega: 'Directo 35
aniversario'. Recorriendo, por tanto, las diferentes épocas y entregas
discográficas por las que fue caminando la banda, hasta su desaparición
ya entrados los 90's, con especial hincapié en su trabajo más recordado:
'Persecución' de 1983; "Nadie", "Amiga Lola", "Metadona", "Persiguiendo
sombras" (incluida en el tributo a Antonio Vega, 'Ese chico triste y
solitario', y que interpretaron Ricardo con una acústica y Basilio, al
igual que "Cien veces no") "Galaxia", "Persecución", "El último
soldado", "Los Ramones" (con Santi "Limones" Santos colaborando en las
voces), "Flores condenadas", "Que el sol te dé"... y así, poco a poco,
sin darnos cuenta, una noche que nos hubiera gustado infinita llegó
apogeo con "El Pistolero", donde Santi Campillo se lució, llevando la
canción a otra dimensión. Para el bis volvieron a interpretar "Metadona"
esta vez cantada por los allí presentes con Ricardo haciéndonos los
coros.
Fin. Luces encendidas. Música de ambiente. Se acabó lo que se daba.
Queríamos más. Queda coger el coche y volver la La Coruña. Antes de eso
nos fuimos despidiendo de algunos amigos, haciendo un poco el tiempo
para ver si los músicos salían del camerino y poder, al menos,
saludarlos (en mi caso personal me queda la espina de no haber podido
decir al menos un "Hola" a Santi Capillo, al que tuve el placer de
conocer el verano pasado). Tan solo pudimos ver y saludar a Ambite, que
no tardó mucho en aparecer en el puesto de "merchandising" de Pistones y
que tuvo a bien sacarse una foto "de bajistas" con este que suscribe.
Obligaciones personales que me hacían madrugar bastante el sábado
hicieron que no aguantásemos un poco más por la sala. Entre unas cosas y
otras aterricé en la cama casi a las 2 de la mañana, un rato después
sonaba el despertador y ya estaba de nuevo en el coche, deshaciendo lo
recorrido unas horas antes y camino de Orense... pero eso ya es otra
historia.
Capitol (Santiago de Compostela), 13.04.2018.
[Ricky Rodríguez. Redacción Nuevaola80]