miércoles, 14 de marzo de 2007

Pablo Carbonell: Moby Dick (Madrid)

Caiga quien caiga, la vida es un Mashai. Pablo Carbonell celebra los 15 años de Moby Dick

Que Pablo Carbonell es un personaje lo sabe todo el mundo; que desde los tiempos de Pedro (Reyes) y Pablo se ríe de todo y de todos es vox populi; que se elevó, desde Caiga quien Caiga a Esperanza Aguirre, como mito del pijerío (para desgracia de todos los madrileños) es evidente y que los conciertos suyos son el surrealismo personificado, desde Los Toreros Muertos hasta hoy mismo,es lógico. Pero de ahí a tenernos esperando hora y media para salir a escena ya roza el esperpento.

Pues así fué, ataviado con un mono de mecánico amarillo chillón y debajo del mismo una camiseta calada de hombreras, el reportero más desequilibrado de la tele se presentó ante el público con su pinta de cerveza y al grito de “La vida es un mashai” (versión de un tema de los Rollings) comenzó el show (que no concierto).
Acompañado de Nono García a la guitarra, un bajista y una baterista que tocaba más la caja y le acompañaba a los coros, comenzó el festival de humor absurdo al que nos tiene acostumbrados.

A los conciertos de Pablo no se va a oír música, sino claramente a "descojonarse" y el respetable flipa con cada frase, esté dentro de la canción o no, como la mayoría de las veces. Se ríe de Bisbal, de los falangistas, de la pareja, de los suegros, en fín de todo bicho viviente o enterrado.

Mezcla temas de los Toreros Muertos con lo Village People (Me gusta jugar con mi amigo Manolito “guayansiei” y vamos a la fiesta del aceite); 'Mi agüita amarilla' hace que se tire la cerveza a la cabeza y se mee de risa el sólo; es capaz de cantar una sevillana al puente de Brooklin “a ver si hay suerte y se llevan a todos los grupos rocieros y demás a USA y los usan para acabar con ellos mismos”, y decir que Nueva York tiene un “olor especial”.

De repente se pone serio con “Volver”, clásico tango, pero es sólo un alto en el camino, enseguida vuelve de nuevo con “La vida es un Mashai” y otra pinta de cerveza, y como el mismo dice: ”Caiga quien caiga”.
En fin José Luis Coll bien puede descansar en paz, pues Pablito Carbonell seguirá su estela por muchos años.

Felices quince años al Moby-Dick y que sigamos disfrutando de la vida con un humor tan inteligente como el de Pablo, pero sin tanta espera.

Por Beni García.

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