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sábado, 6 de octubre de 2007

III Fiesta Nuevaola80 2007: Siroco (Madrid)

EDITORIAL INFORMAL
(o como explicar que la nostalgia no nos da miedo)

Me reitero una vez más ante mis compañeros de web lo dificultoso que resulta diseccionar algo que, a modo de fiesta, no deja de ser un evento propio que sigue, rigurosamente, la línea independiente, no lucrativa y carente de otra pretensión que no sea pasarlo bien de aquella sin caer ni en la euforia ni en la petulancia. Seguramente es el precio que hay que pagar por la imprudencia de salir de un armario literario de todo a cien, aunque tengo la impresión de que la comodidad, tiene mucho que ver.

El pasado año, hicimos, al más puro estilo umbraliano, una especie de “spleen” amarillo en un afán de disuadir, tanto a nuestros detractores como a nuestros insignes aduladores, de la idea de que, globalmente, somos profesionales de la música, excepciones al margen, o de la prensa, igualmente excepciones al margen. También, lógicamente, le dedicamos unos párrafos a los músicos y a sus créditos, menos no podíamos hacer por alguien que es capaz de compartir su talento con unos aficionados, locos por la música, pero aficionados, lo cierto es que, a pesar de todo ello, sin quererlo y con la inestimable ayuda de los medios que nos citaron, acabamos, cual mofetas cuarentonas, desprendiendo cierto tufo nostálgico entiéndase en el sentido pesimista del término.

Hoy, con la perspectiva del tiempo transcurrido, creo que cabe reconocer que, utilizando la frivolidad, no cubrimos totalmente ese sentir, pero, sobre todo, no pusimos al descubierto la verdadera magnitud de lo que ocurrió ... este año me temo que tampoco va a poder ser.

Podríamos hablar de instinto de supervivencia, de implicaciones desinteresadas, de química, de reencuentros ... pero me temo que ello nos llevaría de nuevo a las andadas melancólicas por esa querencia mía a embriagarme con el vino peleón de la trascendencia que ingerí en los setenta y que no debo de haber eliminado todavía, es lo que tiene haber pertenecido, generacionalmente, a dos décadas antagónicas entre sí.

Así las cosas, toca coger de nuevo la vara lúdica que se nos supone a los nuevaoleros y medir, como no, la semblanza de los músicos con toda la benevolencia que requiere el caso, al fin y al cabo ellos son los actores principales de la “zarzuelilla” sin estricto guión que nosotros escribimos, no sin reconocer que ganas nos dan de hacer algún ripio con su vida pública, pero creo que no merece la pena inspirarnos en inquietudes “tomatiles”. Otra cosa será el día que cobren.

Aún medio dormido por mor de la siesta interrumpida a causa de las dichosas pruebas de sonido, Juanjo Valmorisco transmite profesionalidad y seriedad. No es de extrañar, por tanto, que con el resto de su banda, impecables ejecutantes, haya sabido alargar ese espíritu combativo de antaño. Sus canciones no huelen en absoluto a rancias y suenan excelentemente bien, entre otras cosas porque la savia nueva del bajista Tsunami les ha ayudado bastante.

Triunfaron como ya hicieran en el concierto del pasado Enero en El Sol.

Obviamente, con actuaciones como esta no van a poder sustentar a la prole, lo cual no hace que los podamos catalogar de grandes, en todos los sentidos.

A Kikí (en privado me cuesta llamarla así), la vimos ilusionada desde los prologómenos, lo que nos hizo poner en solfa nuestras especulaciones acerca de su introversión, pero nuestras dudas quedaron disipadas y nuestras sospechas corroboradas en cuanto la vimos aparecer sobre el escenario acompañada de sus inseparables, uno más que otro, Sergio López de Haro y Antonio Pazos.

Maria José dio todo un recital de sensibilidad, buen gusto y mejor cantar. Es el triunfo simbiótico de ella y de unas magníficas canciones dotadas de una capacidad innata para hacer convivir el pasado y presente sin que se note.

Gran parte de culpa de lo que decimos la tiene Sergio y sus cualidades compositorias e instrumentales, lo que aprovechamos para revindicarlo ante los escépticos.

Si le hubiera dado a Iñaki por cantar “Olé” o “Mi vaca paca” de su época de Beatos, a buen seguro que sale a hombros por la puerta del Siroco, lo suyo fue de capote, muleta y espada, aunque viniera (elegantemente) vestido más para una ceremonia, quién sabe si la propia.

Tampoco, hay que decir en su descargo, es que fuera manca la cuadrilla que le acompañaba: el incombustible Patacho, el “enemigo” Fino Oyonarte y el “elegante” Carlos Hens ... ahí es nada.

Los Glutamato Yé-Yé, sumados, dieron todo un espectáculo de humor, irreverencia y hedonismo, ante la connivencia de un público que estaba por la labor, sin el más mínimo atisbo de irritación ni fatiga, algo, en suma, que no hubiera querido perderse ni la pata de pollo de Iñaki en caso de no formar parte de las reliquias del museo de las Hornadas Irritantes. Orejas, rabo, ovación de gala y el ferviente deseo de verlos de nuevo.

Para hablar de Jose Mari Guzmán, cabe la obligación de ponerse serios y de pie, no en vano es una (confesa) debilidad del que suscribe, siempre atento a sus proyectos anteriores a Cadillac o a sus discos en solitario; me costaba creer que estaba departiendo amigablemente antes del concierto con el autor de “Calles del viejo París” o “Sentados en un café”, temas que, por distintas razones, han decorado etapas de mi vida mucho mejor que el Ikea.

El es uno de los que mejor ha sabido tocar todos los palos del pop español, unas veces de forma genial y siempre con solvencia.

En unión de dos de los Cadillac originales, Eduardo Ramírez y Pedro Agustín Sánchez, y el apoyo instrumental de Estudio 80, dieron toda una lección de armonía vocal marca de la casa que sustenta su pop clásico, poniendo el pelo de punta con una versión casi a capella de “Perdí mi oportunidad”, todo un lujo que supo a poco.

¿Qué decir de nuestros dos grupos, uno de hecho y otro de cohecho, de la casa, Desconocidos y Estudio 80 que no sea que se pongan las botas de agua y se metan en el charco de los temas propios? ... no van a estar toda la vida levantando al personal con las impecables y aseadas versiones de lo más granado del pop patrio.

Calidad y rodaje no les falta ni a Juanito y a los suyos ni a José de Lucas, todo un docto de las rodajas vinílicas de la movida y con antecedentes discográficos, y los suyos, solo les falta proponérselo y se enterarán, en forma de crítica, de lo que vale un peine.

Como de costumbre, ambos hicieron cantar a propios, extraños y a una chica despistada que había en la primera fila a la que había traído engañada un amigo de Javi Bernal.

No es una casualidad, haber invertido el orden y que se haya quedado para el final, Bahía de Cochinos, grupo ganador de nuestro concurso de maquetas, que les tocó el complicado rol de abril un corral que, si bien no es del todo ajeno, si pienso que debe de imponer.

A ellos no les importó mucho, Bahía de Cochinos, han bebido de las fuentes de los 80, son frescos, actuales, correctos instrumentistas, tienen, sobre todo en su cantante, puesta en escena y canciones capaces de competir con las de otros músicos de su generación que suenan por ahí ... no son pocos avales por los que apostar. El futuro es suyo.

Sorprendieron y gustaron por igual.

No sabría discernir, antes de epilogar el alegato editorial (informal), si el mismo es corporativista, ridículo o si al final va a resultar que soy incapaz de deshacerme de esa aureola nostálgica a la que hacía referencia al principio, bien pensado quizá no este tan mal que ella, la nostalgia, sea solo un pretexto para seguir alargando la supervivencia con la diversión por bandera o un compendio de optimismo que se puede permitir la licencia de ocultar su lado oscuro e indeseable.

(A los que vinieron, que se lo bebieron, y a los que faltaron, que se lo perdieron).

[Aurelio Sánchez, Nuevaola80]

Todo lo que pudimos oir en Siroco (Set-List)

Inicio: 21:50 h.

Bahía Cochinos
01-California X-3
02-My lovely heart
03-Funky
04-Tercer cajón de la mesilla
05-Infinito
06-El sitio de mi recreo (Antonio Vega)

Estudio-80
01-El límite (La Frontera)

Cadillac & Estudio-80
01-Pensando en tí
02-Se ha cruzado un tonto
03-Perdí mi oportunidad (a capella)

Estudio-80 (continuación)
02-Chica de ayer (Nacha Pop)
03-Sobre un vidrio mojado (Los Secretos)
04-Ni tu ni nadie (Alaska y Dinarama)
05-Escuela de calor (Radio Futura)
06-My Sharona (The Knack)

Kikí d'Aki
01- El color de los días perdidos
02- Es tan facil
03- Hoy te vi
04- Adios
05- Accidente
06- La televisión
07- Si hace sol
08- Que mas da
09- Corazón cansado

Glutamtato Ye-yé
01-Temblando despertaré
02-Algo suena tic-tac
03-Un hombre en mi nevera
04-Corazón loco
05-Las torres del silencio
06-La balada de Karen Quinlan
07-Todos los negritos (tienen hambre y frío)
08-Hey, tío!
09-Dulce pequeña Ramona

Desconocidos
01-Nada mas (Mamá)
02-Me aburro (Los Secretos)
03-La calle del ritmo (Los Elegantes)
04-El ritmo del garage (Loquillo y Los Trogloditas)
05-Ráfagas (Los Bólidos)
06-El Hospital (Carlos Berlanga)
07-Lola (Alarma!!!)

PVP
01-A casa en coche
02-Entre las ruinas
03-Quien soy yo
04-Miedo
05-Las reglas del juego
06-Right here, right now (Fat Boy Slim)
07-Dioses en las sábanas

Final 1:30 h.

Pedro Barranco... Dj

Sesión 80' hasta las 3:00 h. y entrega de Cds exclusivos (Concurso Nuevaola80):
- Alvaro García ('Tenemos que hablar otra vez', Los Modelos)
- Nacho Arranz ('Cazadora de cuero', Farmacia de Guardia)
- Carolina Martínez ('Enfermera de noche', La Mode)
- Manuel Silva ('La noche entera (Balada de otoño), Raquel)
- Pilar Ramírez (Mezcla especial Pedro Barranco, 6 temas)

[Aurelio Sánchez y Pedro J. Pérez. Imágenes: Vicente Ribas, Nuevaola80]

martes, 15 de mayo de 2007

Kikí d'Aki: Costello (Madrid)

LA SUTILEZA DE KIKI EN COSTELLO

La sutileza en la interpretación de las canciones y la elegancia de las composiciones, son dos virtudes que viajan actualmente bajo el mismo nombre y la misma bandera en nuestro país, eso sí, con el permiso del insustituible Carlos Berlanga, que en paz descanse, de las cuales Kiki d´akí dio buena cuenta en el Costello Club.

Maria José Serrano en la voz, junto a sus dos fieles escuderos, Antonio Pazos en las bases y el bajo y Sergio López De Haro en la guitarra, ofrecieron un buen concierto para el medio centenar de asistentes que se congregaron en la coqueta sala madrileña, entre los que se encontraban algunos artistas de los ochenta como Paco Clavel.

Maria José estuvo inmensa, puedo afirmar que es el concierto donde mejor le he escuchado cantar, a pesar de algún error en las bases electrónicas, no deslució en ningún momento la brillante actuación de la cantante, que seguramente se encontraba motivada por la presencia entre el público de su primogénita.

Tocaron un buen número de canciones de su último disco Villa Flir, junto con algunos temas de Mi colección, y una agradable sorpresa, “Accidente”, su primer single, que vio la luz allá por el año 1.983 bajo el sello de Rara Avis.

La primera canción en sonar fue “Quiero verte llorar”, y a partir de ahí se sucedieron pequeñas dosis de genialidad como “Siete años”, la espectacular “Si hace sol”, “El corazón cansado”, “Junto al mar”, “La televisión” uno de sus mejores temas, “Metrópolis”, la citada “Accidente”, “El color de los días perdidos” o “Es tan facil”, que cantó en el BIS.

Gran actuación y gran sonido, en una joven sala como el Costello Club, que nos dejó muy grata impresión, una bonita decoración, sofás para relajarse mientras tomas algo, y un escenario en la planta de abajo, que parece que en sus días fue un túnel, no sé si del metro, pero resulta bastante curioso.

A parte de disfrutar del concierto, tuvimos la oportunidad de hablar un rato con los integrantes del grupo, que al parecer están preparando el que va a ser su tercer disco desde el comienzo de esta nueva andadura que comenzó en 2003. Según pudimos saber ya hay medio disco grabado en unos estudios de Valencia, y esperan que vea la luz para otoño de este año.

Así que este otoño ya tenemos algo con lo que contrarrestar los días grises de hojas caducas, un nuevo disco de Kiki.

Por Javi Bernal.

miércoles, 10 de enero de 2007

Kikí d'Aki y Christina Rosenvinge: El Sol (Madrid)

DE VILLA FLIR A TIERRAS EXTRANJERAS

Segunda noche del Ciclo de conciertos de la Movida en la sala Sol, y primer llenazo, a pesar de ser entre semana y del intenso frío que sacudía la capital, para ver a dos ilustres del pop español, dos chicas, Kiki d´akí y Christina Rosenvinge.

Dentro de la sala no cabía un solo alfiler, en contra de lo que había supuesto, gente de todas las edades, y la duda que me invadió era si estaba lleno por Kiki o por Christina.

Para mi sorpresa, los primeros en salir al escenario fueron Kiki d´akí, pese a que en el cartel se anunciaba al revés. Maria José al frente, con sus dos fieles escuderos, Sergio López de Haro a la guitarra y Antonio Pazos al bajo y las bases electrónicas, comenzaron su actuación con “Quiero verte llorar”, uno de los temas más antiguos del actual repertorio.

Maria José, que vestía jersey verde, falda lila, medias a cuadros a juego y zapatos verdes conjuntados, nos deleitó como nos tiene acostumbrados, con su deliciosa y aterciopelada voz, toda una demostración de cómo su sencillez vocal luce con encanto, estuvo excelente toda la noche, y poquito a poco nos fue desgranando los temas de sus dos últimos trabajos (Mi colección y Villa Flir).

Sergio y Antonio, sin grandes alardes instrumentales lo hicieron todo a la perfección, ni un solo pero a su actuación. El público agradecía cada una de las preciosistas composiciones con aplausos, aunque se notaba que había más seguidores de Christina Rosenvinge.

Las orquestaciones preciosas invadieron la sala Sol durante unos cincuenta minutos que se me antojaron exquisitamente cortos, canciones como “Si hace sol”, que es capaz de hacer volar a cualquiera, “En mi soledad”, “El corazón cansado”, “Hoy te vi” o “La televisión”, fueron buena muestra de que la sutileza, la dulzura y la elegancia musical tienen un nombre propio en este bendito país, y ese es el de Kiki d´akí.
Solamente un pero, era una buena ocasión para haber desempolvado canciones del mini lp de Nuevos Medios, pues el contexto de la actuación era el idóneo para ello, pero aun así disfrutamos de lo lindo con el grupo, que se retiró para dar paso a Christina Rosenvinge, habiendo tocado 14 temas.

Todo la sala estaba expectante esperando la aparición de Christina en el escenario, y pasadas las 23:35 saltaron a la palestra en medio de un estruendoso aplauso. Parece que no pasan los años por la chica, el tiempo le ha tratado muy bien. Acompañada de bajo, guitarra y batería, comenzó su actuación sentada al teclado, se oían voces de algunos sectores de la sala decir “Ponte de pie”, la verdad es que solo la veían los de las primeras filas. Luego, cogió su guitarra y una vez de pie, pudimos contemplar su larga melena rubia.
Casi todos los temas que tocó eran de sus discos en solitario, que nada tienen que ver ni con el homenaje a la movida ni con los discos que en su día hiciera con Los Subterráneos.

Sonaron bastante bien, aunque a mí personalmente me aburrieron, bueno a mí y gente que como yo, esperaba algo especial, por lo que se conmemora, una mirada retrospectiva de su carrera en los años 80 ¿quizás?, pero nada mas lejos de la realidad.

Hubo gente que disfrutó muchísimo, fieles seguidores de su carrera en solitario, a los que a buen seguro no les decepcionaron, pero también otros muchos volvieron a casa desconcertados, quién sabe, quizás algunos después de dos décadas tenían la oportunidad de volver a verla en directo.

“Tok Tok”, “A liar to love”, “Quien me querrá”, fue de lo mejor de sus temas en solitario en los que ocasionalmente colaboró una teclista y un violín.

Casi a mitad de concierto tocaron “Mi habitación” de la época con Los Subterráneos, y casi al final del directo, tuvo un momento de nostalgia al recordar a los miembros de Ella y Los Neumáticos para presentar “Que frío”.

Se despidió con otra de la época de los Neumáticos “Prefiero ver la televisión antes que salir contigo”, y así cerró una noche en la que algunos volvieron a casa con sabor agridulce y otros encantados, pero ya se sabe, nunca llueve a gusto de todos.

Por Javi Bernal.

martes, 14 de marzo de 2006

Kikí d'Aki: Siroco (Madrid)


Como quien da un refresco, parafraseando a Manolo García, bien podría titularse el mini concierto que dio Kiki D´Akí en el Siroco como parte de la conmemoración del 27 aniversario del programa "Flor de Pasión".

Ante la atónita mirada de su amigo Juan de Pablos y (bien) acompañada de su inseparable Ignacio López de Haro a la guitarra, Antonio Pazos al bajo más el añadido de una programaciones que dotan al sonido de un ligero toque noise que lo diferencian del de antaño, Maria José salió a escena manteniendo el mismo rictus que exhibió hace 25 años en el Carolina o en El Sol, ese derroche de timidez, ese pasional universo naïf que destila su sola presencia, ese halo de autenticidad escondido tras la cortina de una aparente melancolía . Era como si no hubiera pasado el tiempo en su falda de pajaritos verdes o en las sienes, ya plateadas, de los que tuvimos el placer de admirarla primero y añorarla después cuando la inopia discográfica la olvidó y nos privó de una propuesta sinigual en el pop español de la que han bebido, a posteriori, grupos como Le Mans o La Buena Vida, por citar solo un par de ejemplos.

Cuando sonaron los primeros acordes de "Quiero verte llorar", originalmente maquetado en el 86, un clima de complicidad flotó por el ambiente de la sala, mitad por la intemporalidad de su letra y mitad porque fue, de los cuatro que hizo, el más conocido de todos. A continuación, la deliciosa "La televisión", otra composición de Ignacio incluida en "Mi colección", su anterior álbum, no hizo sino corroborar la sensación de que no es condición imprescindible la innovación extrema para mantener el listón de la originalidad a gran altura.

Para acabar, estreno de dos temas de su recién publicado trabajo, "Villa Flir": "Junto al mar" y "Corazón cansado", por las que fluye la constante de unas letras tan, por sencillas, exquisitamente elegantes, que provocan de inmediato la empatía en la más blindada de las sensibilidades y que no son sino una continuación, entiéndase como alabanza, de aquel mini LP del 84 aunque ya no esté El Zurdo por medio; es obvia la universalidad del lenguaje poético cuando se trata de aplicarlo a una voz tan personal e intransferible como la de Kiki y eso lo han sabido leer a la perfección, salvando las distancias, tanto Fernando en su día como Ignacio en la actualidad.

Por desgracia, no dio la cosa mucho más de sí, ni los fieles ni los treintañeros, que eran mayoría absoluta, nos atrevimos tan siquiera a pedirle un par de bocados más, seguramente todos éramos conscientes de lo placentera que resulta la brevedad de lo bueno, lo cual no lleva implícita la renuncia a una cena completa con mesa, mantel y cubertería de lujo, nos la debes, Kiki.

[Aurelio Sánchez. Imágenes: Javi Bernal, Nuevaola80]