martes, 14 de marzo de 2006

Kikí d'Aki: Siroco (Madrid)


Como quien da un refresco, parafraseando a Manolo García, bien podría titularse el mini concierto que dio Kiki D´Akí en el Siroco como parte de la conmemoración del 27 aniversario del programa "Flor de Pasión".

Ante la atónita mirada de su amigo Juan de Pablos y (bien) acompañada de su inseparable Ignacio López de Haro a la guitarra, Antonio Pazos al bajo más el añadido de una programaciones que dotan al sonido de un ligero toque noise que lo diferencian del de antaño, Maria José salió a escena manteniendo el mismo rictus que exhibió hace 25 años en el Carolina o en El Sol, ese derroche de timidez, ese pasional universo naïf que destila su sola presencia, ese halo de autenticidad escondido tras la cortina de una aparente melancolía . Era como si no hubiera pasado el tiempo en su falda de pajaritos verdes o en las sienes, ya plateadas, de los que tuvimos el placer de admirarla primero y añorarla después cuando la inopia discográfica la olvidó y nos privó de una propuesta sinigual en el pop español de la que han bebido, a posteriori, grupos como Le Mans o La Buena Vida, por citar solo un par de ejemplos.

Cuando sonaron los primeros acordes de "Quiero verte llorar", originalmente maquetado en el 86, un clima de complicidad flotó por el ambiente de la sala, mitad por la intemporalidad de su letra y mitad porque fue, de los cuatro que hizo, el más conocido de todos. A continuación, la deliciosa "La televisión", otra composición de Ignacio incluida en "Mi colección", su anterior álbum, no hizo sino corroborar la sensación de que no es condición imprescindible la innovación extrema para mantener el listón de la originalidad a gran altura.

Para acabar, estreno de dos temas de su recién publicado trabajo, "Villa Flir": "Junto al mar" y "Corazón cansado", por las que fluye la constante de unas letras tan, por sencillas, exquisitamente elegantes, que provocan de inmediato la empatía en la más blindada de las sensibilidades y que no son sino una continuación, entiéndase como alabanza, de aquel mini LP del 84 aunque ya no esté El Zurdo por medio; es obvia la universalidad del lenguaje poético cuando se trata de aplicarlo a una voz tan personal e intransferible como la de Kiki y eso lo han sabido leer a la perfección, salvando las distancias, tanto Fernando en su día como Ignacio en la actualidad.

Por desgracia, no dio la cosa mucho más de sí, ni los fieles ni los treintañeros, que eran mayoría absoluta, nos atrevimos tan siquiera a pedirle un par de bocados más, seguramente todos éramos conscientes de lo placentera que resulta la brevedad de lo bueno, lo cual no lleva implícita la renuncia a una cena completa con mesa, mantel y cubertería de lujo, nos la debes, Kiki.

[Aurelio Sánchez. Imágenes: Javi Bernal, Nuevaola80]

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