miércoles, 24 de enero de 2007

La Uvi y PVP: El Sol (Madrid)

 LA UVI

Una de las diferencias esenciales entre los personajes que viven/malviven del rock y los que intentan sobrevivir a cuenta de una vida más o menos plana es la actitud.

Es sabido que las múltiples vertientes del rock son cuestión de eso precisamente, de actitud, pero a estas alturas de la película resulta aún más encomiable la capacidad que tienen algunos tipos para luchar contra el aburguesamiento progresivo que impone la sociedad actual, escoltada por el dinero, a los designios de la edad, sin caer en la adversidad. Evidentemente, ninguna de las dos bandas a las que tuvimos el privilegio de (volver) a ver el pasado sábado en El Sol, corren ese peligro. Por más que las arrugas y los excesos impongan su pétrea dictadura física, sus líderes respectivos han tenido la suficiente argucia como para saltarse los sucesivos listones, el de la incomprensión popular, el de las discográficas pisando un terreno según ellas minado, apariciones/desapariciones y alguna pifia en su obra, sin morir en el intento y, lo fundamental, sin hacer ningún tipo de concesión, asumiendo voluntariamente el riesgo de trabajar más en la sombra que en la galería.

Luego también está la suerte, suerte de que, siendo grupos de minorías, no hayan echado el cerrojo a la puerta del olvido aquellos (bastantes) que disfrutaron de sus momentos de esplendor allá por aquellos años donde la fruición creativa no estaba necesariamente emparentada con saber tocar. Si hay alguien en España que todavía mantiene la encarnizada lucha contra el Sistema que requiere básicamente el punk ese es Manolo Quevedo, no importa, como decía que haya pasado ya un cuarto de siglo desde que apareció con Spansuls su impresionante primer e.p. ni que sus distintos proyectos, por una u otra causa, no hayan tenido el don de la continuidad, el sigue manteniendo intactas sus credenciales de tocapelotas de todo aquello que huele a políticamente correcto, además de un carisma simpar capaz de, molestando a los vecinos, esputar tremendos pildorazos de 3 minutos totalmente atemporales.

Vaya en su descargo que hizo perder la compostura incluso a sus más aplanados y maduros fieles, coetáneos de Los Clash y Los Ramones, que acabaron bailando pogo junto a las facciones más juveniles y radicales, que, a juzgar por lo visto, no era la primera vez que escuchaban a La Uvi. Excelente también el resto de especialistas, a destacar también el extraordinario concierto del guitarrista Guillermo Sánchez, único superviviente junto a Manolo de la formación original y co-autor de la música en la primera época del grupo, que dio un auténtico recital cañero y mostró una técnica sorprendentemente inhabitual para quien se supone alejado de la escena, él marcó en todo momento las pautas rítmicas, bien secundado en el bajo y en Adrián, el estupendo baterista que normalmente acompaña a Manolo cuando a éste le da por resucitar a los Commando.

En la formación de La Uvi también destacó la presencia de Javi Cano, secundado por su bajo, quien ha intervenido en la reciente grabación del último disco de La Guardia, 'Sobre ruedas'.Sonaron como un tiro tanto en sus primeros temas, “Ya está bien”, “La policía”, “Ley y orden” ... más cercanos al punk madrileño clásico de los primeros 80 como en otros posteriores y menos conocidos, “Alex”, “Equivocado”, “¿Qué me has dado?” ... de tintes más hardcorianos pero no menos combativos, para delirio de la más de una tribu urbana que se dio cita en una ocasión pintiparada, desgraciadamente no hay demasiadas ocasiones para emborracharse con tal dispendio de anarquía y subversión fuera de los circuitos más alternativos.

Definitivamente, las botas de Manolo llevan en la suela pegada una parte de la historia del punk ibérico. De no ser porque detrás venía otra atractiva descarga, la cosa hubiera sabido a poco, lo cual dice bastante de esta “puta” Unidad de Vigilancia Intensiva, capaz de curar con la misma eficacia y brillantez que antes cualquier síndrome y, al paso, revitalizar a guitarrazos la conciencia más dormida. Definitivamente, insisto, las botas de Manolo llevan en la suela pegada una parte de la historia del la música española de los 80.

Set List
1.- Velocidad
2.- No sex
3.- Todo para qué
4.- Alex
5.- Muérete
6.- ¿Qué me has dado?
7.- Esta obsesión
8.- Ya está bien
9.- Amor automático
10.- Ley y orden
11.- Equivocado
12.- La policía BIS
13.- Generación terrorista

P.V.P.

Sin resquicio ni para recuperar el resuello ni para pedir una copa en la abarrotada barra de El Sol y cuando los tímpanos no se habían repuesto de la descarga agradecidamente soportada, aparecieron en la oscuridad del escenario PVP, mas sobriamente ataviados que cuando sus pectorales desnudos y sus camisetas de mallas rezumaban glamour para las sesiones fotográficas de sus discos, dispuestos a enfrentarse a su contradictoria historia, a los más de 15 años sin tocar juntos y, por añadidura, a lo alto que habían dejado el pabellón La Uvi.

Demasiados escollos e incógnitas a priori, que se fueron disipando en los más escépticos desde el momento en que pudieron comprobar que, salvo el bajista, del que desconocemos el currículo, estaban todos los miembros originales del grupo, esto es, Juanjo Valmorisco a la guitarra y a la voz, Jesús Amodia en la guitarra principal y en los coros y Jorge G. Ramiro a las baquetas y, desde los primeros acordes, una frescura digna de cualquier combo contemporáneo.

No era poco estar delante de uno de los grupos mas emblemáticos y personales de La Movida, autores de tres esplendorosos lp´s, cada uno con una discográfica diferente, alabados unánimemente por la crítica especializada y de un cuarto, que a la sazón, les supuso la prejubilación anticipada por mor del insigne Teddy Bautista que fue quien produjo “Bailío”, un último disco cargado de pretenciosidad que nadaba entre la confusión y la falta de criterio estilístico definido, una losa demasiado pesada de la que la banda no pudo liberarse, a pesar de que las canciones que contenía eran, cuando menos, resultonas pero el hecho de que algunas fueran machacadas por las radiofórmulas, no hizo sino restarles credibilidad y el prestigio, no traducido en ventas, que se habían ganado a pulso en los directos que avalaban, aún mis si cabe que en el vinilo, su calidad.

Una vez hecha la reseña biográfica y centrándonos en lo que fue el concierto, quedó claro desde el principio que, aún reconociendo el tirón personal y artístico de Juanjo, PVP, funcionaba/funciona como lo que es, un auténtico grupo, un conglomerado sonoro en el que cada uno juega un papel fundamental, desde la peculiar voz del propio Juanjo, algo más ajada que antaño pero con la suficiente solvencia para transmitir, pasando por las prestaciones rítmicas de Jorge en los platillos, el perfecto acoplamiento a los demás del bajista hasta las excelencias guitarreras de Jesús, de sublime contagioso toda la noche.

La base del repertorio fue, fundamentalmente, “Miedo”, su primer disco, el más cercano a los postulados punk y continente, quizá, de sus mejores temas ... “Miedo”, “Tacón y cuero”, “No puedes, no quieres”, “Descontrol” y, por descontado, la celebrada “El coche de la plas”, sonaron tan increíblemente bien que pareció, una vez más, que el autobús del tiempo había hecho parada en el Rock-Ola. Tampoco faltaron en la cita canciones de “Las reglas del juego”, su álbum de consagración ni de “Dónde se pierde la luz”, tercer disco y eslabón definitivo en su evolución cuando ya estaban influenciados por la ola apocalíptica tan en boga a mediados de los 80. “Las reglas del juego”, “Entre las ruinas” o “Dioses entre las sábanas” fueron igualmente interpretadas de manera magistral y devoradas por los asistentes que, a esa hora, hacía rato que habían retomado la juerga justo por dónde la habían dejado.

Impresionante la comunión grupo/público, seguramente unos y otros tardarán en olvidarse de semejante liturgia. De la misma manera que la nostalgia quedó relegada a un segundo plano por la demostración de talento y saber hacer en vivo de PVP, se me va a permitir, por paridad, no recurrir al futuro ni con el pensamiento, lo que tenga que pasar, pasará si otro avispado productor o manager no les hace “bajarse de la hamaca”, no se puede tachar de conformismo la enorme satisfacción de haberlos disfrutado antes y ahora sin que medie ningún tipo de diferencia.

Set List
1.- A casa en coche
2.- Tacón y cuero
3.- Ah, ah, ah
4.- ¿Quién soy yo?
5.- Dioses en las sábanas
6.- El coche de la plas
7.- Miedo
8.- Las reglas del juego
9.- Entre las ruinas
10.- No puedes, no quieres
11.- Descontrol

BIS
12.- Todo el mundo quiere más

Por Aurelio Sánchez. Imágenes Javi Bernal.

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